El olor a papel es de los más sutiles, y sin embargo poderoso. Huelen distinto los libros nuevos de los viejos, la tinta recién impresa pica en la nariz, diferente es el olor añejo de los libros guardados. Los libros como objetos antes de ser leídos, calan en las personas mediante varios sentidos. Al tacto son disímiles los libros de tapa dura a los volúmenes sencillos de las ediciones populares, el papel cuché al papel de seda, y el sonido del pasar las hojas puede remontar a uno a la niñez, a ese acto de magia pura que es la lectura de cuentos, y la narración de historias de la boca de los padres.

El sentido del gusto no está excluido del mundo de los libros, y no es precisamente el sabor salado de las páginas al separarlas con los dedos ensalivados el que prima, sino el de las bebidas usuales que acompañan la lectura. El clásico café, o el vino que se sirve en las presentaciones son parte misma de los libros, extensiones similares al sillón, la almohada, la lámpara de luz, hay una parafernalia interminable asociada al libro y a la lectura.

En Nadie acabará con los libros, Umberto Eco y su coautor Jean-Claude Carriere, desarrollan una idea sencilla, la posibilidad de la convivencia del libro con los nuevos formatos digitales, en una época en la que se ha llegado a pensar en su desaparición. Y es que las herramientas digitales para compartir textos más que reemplazar a los libros se han vuelto parte de esa parafernalia que mencionamos líneas arriba.

Hoy en día es posible hallar en la web miles de libros digitales, no hay texto clásico que no haya sigo colgado en la red. Una gran parte son de acceso gratuito, y es posible descargarlos sin mayor problema. Ya que según los protocolos internacionales de derechos de autor, todo texto cuyo autor tenga setenta años de fallecido es liberado de los derechos de propiedad y pasa a ser de dominio público.

Los formatos de publicaciones electrónicas son varios, desde los documentos en word, o los pdf, o los archivos simples de texto (extensión txt). Por consenso se habla de libro digital cuando el formato permite un mínimo de interacción con el texto, tal como la búsqueda de palabras, un índice de contenidos, o la lectura en voz alta. Entre ellos los epub son de fácil manejo, el nombre es una abreviación de electronic publication. Funcionan muy bien en celulares, basta con descargar una aplicación para su lectura, como Lithium, que es software libre.

Hace más de diez años suelo visitar una página llamada La Biblioteca de Alejandría, la cual permite descargar cientos de títulos. Con el tiempo he llegado a coleccionar una curiosa lista de libros, revistas, artículos, que grabo en toda computadora personal a la que accedo. En el teléfono es distinto, nunca he tenido una biblioteca, la memoria nunca es suficiente y leer archivos de pdf es incómodo. Pero, ahora el epub resuelve el problema de ajustar el texto a la pantalla del dispositivo, así que estos días empecé una nueva colección en el celular, con dos títulos: La Metamorfosis de Ovidio, y Los Comentarios Reales del Inca Garcilaso. Están a un clic de distancia, y alguna otra aplicación permite incluso escuchar el sonido del pasar las hojas. En el país existen más celulares que habitantes, no estaría de más que cada quien arme una biblioteca básica y la ponga al alcance de los niños.